Es Mayo de 1912, y han pasado ya varios meses desde la vuelta de Antonio y Leonor a Soria, desde París, de donde han traido la enfermedad de la hemoptisis como acompañante. Han luchado con todas sus fuerzas para curar el terrible mal, alquilando una casita en el paseo del Mirón para buscar el aire puro de Soria, como antídoto fundamental. Pero nada mejora la situación de la enferma, ni siquiera el mayor de los afectos que le dedica en cada minuto Antonio Machado.
Un día pensando en esto el poeta se para a observar, seguramente en el paseo de San Saturio, un olmo centenario que está afectado por la enfermedad de la grafiosis y que acabará indudablemnete con su vida. Esto le sirve de inspiración al poeta para crear el bellísimo poema "A un olmo seco", en el que encuentra un paralelo con la lamentable situación de su mujer, Leonor Izquierdo.
Un día pensando en esto el poeta se para a observar, seguramente en el paseo de San Saturio, un olmo centenario que está afectado por la enfermedad de la grafiosis y que acabará indudablemnete con su vida. Esto le sirve de inspiración al poeta para crear el bellísimo poema "A un olmo seco", en el que encuentra un paralelo con la lamentable situación de su mujer, Leonor Izquierdo.
A un olmo seco
.
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
.
El olmo centenario en la colina...
Un musgo amarillento
le lame la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en malena de campana,
lanza de carro o yugo de carretera;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta.
.
Antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
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Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
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El olmo centenario en la colina...
Un musgo amarillento
le lame la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
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Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en malena de campana,
lanza de carro o yugo de carretera;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta.
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Antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
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